Primero, hablemos de lo que hace a Gran Canaria un lugar tan especial para cultivar café: su suelo volcánico. Este tipo de suelo es un auténtico tesoro para las plantas. Es rico en minerales y nutrientes que hacen que el café crezca con un sabor inigualable. ¡Así que gracias, volcanes!
Pero eso no es todo. La isla goza de luz solar casi todo el año. Esa energía del sol es crucial para que las plantas de café se desarrollen y produzcan granos de alta calidad. Imagina estar siempre en un clima cálido y soleado; a las plantas les encanta, ¡y a nosotros también!
Otro factor que juega un papel decisivo es el clima. Con menos lluvias, las plantas de café se adaptan y se vuelven más resistentes. Esto significa que, aunque parezca contra intuitivo, un poco de estrés puede ser bueno para el café, ayudando a que desarrolle sabores más intensos. Además, la cercanía de la costa oceánica regula la temperatura y la hace muy estable durante el año.
Y no olvidemos la gran aportación de las otras plantaciones. Al cafeto también le gusta la sombra y en el caso del Valle de Agaete, los árboles han sido plantados entre otros frutales que les aportan esa sombra beneficiosa para su crecimiento y floración. Sobre todo los plataneros tan abundantes en Canarias.
